El estrés y la ansiedad son dos respuestas emocionales muy comunes en la vida diaria. Aunque a menudo se usan como sinónimos, en realidad son procesos distintos, con causas específicas y efectos diferentes en el organismo.
 

Comprender estas diferencias es clave para identificar cuándo una situación es normal y cuándo puede ser necesario buscar ayuda profesional.

¿Qué es el estrés?

El estrés es una respuesta natural del cuerpo frente a situaciones que percibe como exigentes o amenazantes.
 

Cuando vivimos un reto, una carga laboral intensa, problemas familiares o cambios importantes, el organismo libera hormonas como adrenalina y cortisol para ayudarnos a reaccionar.

El estrés en sí no es negativo; de hecho, puede ayudarnos a mantenernos alertas o motivados. Sin embargo, cuando se vuelve intenso, constante o difícil de manejar, puede afectar la salud física y emocional.

Síntomas comunes del estrés:

• Dolor de cabeza o tensión muscular
  
  
• Irritabilidad o frustración
  
  
• Problemas de concentración
  
  
• Insomnio
  
  
• Problemas digestivos
  
  
• Cansancio constante
  
  

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad, por otro lado, es una respuesta emocional más persistente que no siempre se relaciona con una amenaza real o inmediata.

Mientras el estrés suele tener una causa identificable, la ansiedad puede aparecer sin un motivo claro y mantenerse incluso después de que el problema ha pasado.

En algunos casos, la ansiedad puede convertirse en un trastorno de salud mental, afectando la vida cotidiana del individuo.

Síntomas comunes de ansiedad:

• Nerviosismo o sensación de peligro inminente
  
  
• Palpitaciones o aceleración del corazón
  
  
• Dificultad para respirar
  
  
• Temblor, sudoración o mareos
  
  
• Miedo constante o preocupación excesiva
  
  
• Sensación de pérdida de control
  
  

Diferencias clave entre estrés y ansiedad

Aunque están relacionados, existen diferencias importantes:

Cuándo buscar ayuda profesional

Tanto el estrés como la ansiedad son normales en determinados momentos, pero si afectan el rendimiento diario, las relaciones o el bienestar emocional, es importante consultar a un psicólogo o psiquiatra.

Se recomienda buscar apoyo cuando:

• Los síntomas duran más de dos semanas.
  
  
• Interfieren con el trabajo, estudios o vida social.
  
  
• Existe dificultad para dormir o ataques de pánico.
  
  
• Los pensamientos negativos son constantes o difíciles de controlar.
  
  

Los profesionales pueden ofrecer terapias como cognitivo-conductual, técnicas de respiración, mindfulness o, en algunos casos, medicación.

Reconocer la diferencia entre estrés y ansiedad es el primer paso para manejar ambos de forma saludable.

Comprender nuestras emociones, aprender técnicas de autocuidado y buscar apoyo cuando es necesario son acciones que ayudan a mantener un bienestar mental y emocional duradero.

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Referencias

National Institute of Mental Health

Cleveland Clinic