El trauma es una experiencia abrumadora que puede dejar una profunda huella emocional y psicológica en una persona. Puede manifestarse de diversas formas, tanto inmediatamente después del evento traumático como a largo plazo. Los síntomas pueden variar desde sentirse abrumado, confundido o indefenso, hasta experimentar dificultades para procesar las experiencias o manifestar síntomas físicos.

Cuando un giro inesperado se cruza en nuestro camino, es natural sentirse abrumado. Las emociones pueden ir desde el shock inicial hasta la tristeza y la ansiedad persistentes. Es esencial recordar que experimentar estas emociones no solo es normal, sino que también es un paso crucial hacia la curación. Reconocer y aceptar nuestras reacciones emocionales es el primer paso para recuperar nuestro equilibrio psicológico.

Además, buscar apoyo es fundamental en momentos de crisis. Ya sea confiando en amigos y familiares cercanos o buscando la orientación de un profesional de la salud mental, compartir nuestras cargas emocionales puede aliviar el peso que sentimos. No estamos solos en nuestras luchas, y buscar ayuda nos brinda la fortaleza necesaria para seguir adelante.

A su vez, es importante recordar que la resiliencia es una cualidad que todos poseemos en diferentes grados. Aunque pueda parecer imposible en el momento, es posible superar incluso los desafíos más difíciles. Cultivar la resiliencia implica encontrar formas saludables de hacer frente a la adversidad, ya sea practicando el autocuidado, manteniendo una mentalidad positiva o buscando el aprendizaje en medio del dolor.

Cuando los síntomas persisten y no disminuyen en gravedad, puede ser indicativo de que el trauma ha evolucionado hacia un trastorno de salud mental conocido como trastorno de estrés postraumático (TEPT).

Tipos de Trauma

Existen varios tipos de trauma, cada uno con sus características distintivas:

Trauma Agudo: Provocado por un evento estresante o peligroso, este tipo de trauma puede tener efectos inmediatos y a corto plazo en la persona afectada.

Trauma Crónico: Resulta de la exposición repetida y prolongada a eventos altamente estresantes. Ejemplos incluyen casos de abuso infantil, intimidación o violencia doméstica.

Trauma Complejo: Surge de la exposición a múltiples eventos traumáticos, lo que puede tener un impacto especialmente profundo en la salud mental y emocional de la persona.

Trauma Secundario: Otra forma de trauma es el trauma secundario, también conocido como trauma vicario. En este caso, una persona desarrolla síntomas de trauma debido a su cercanía con alguien que ha experimentado un evento traumático. Esto es común entre familiares, profesionales de la salud mental y otros cuidadores que están expuestos de manera indirecta al trauma.

Síntomas del Trauma

Los síntomas del trauma pueden variar en intensidad y duración, y pueden afectar a diferentes personas de maneras diversas. Algunos de los síntomas comunes incluyen:

• Negación
• Ira
• Miedo
• Tristeza
• Vergüenza
• Confusión
• Ansiedad
• Depresión
• Entumecimiento emocional
• Culpa
• Desesperación
• Irritabilidad
• Dificultad para concentrarse

Además, es frecuente experimentar flashbacks o escenas retrospectivas del evento traumático, así como pesadillas que recrean la experiencia traumática.